Blog de un aficionado al vino. Un paseo simple a través de mis aficiones, un punto de vista personal en un instante determinado. Siempre dispuesto a aprender, disfrutar y compartir.

jueves, 9 de octubre de 2014

Paseos por Cádiz y El Puerto de Santa María: Taberna La Manzanilla, La Sorpresa... (1ª Parte)



Playas, gastronomía, historia, cultura... muchos son los motivos para volver a visitar Cádiz, una ciudad entrañable, y lo mismo podemos contar de su vecina, El Puerto de Santa María. El catamarán es el transporte más indicado para unir ambas. El viaje, cruzando la bahía, es corto y placentero, relajante. Una vez llegamos al destino, ambas localidades invitan al paseo, sin prisas, recorriendo sus calles, descubriendo sus rincones y convirtiéndolos en algunos de nuestros recuerdos preferidos.

Varios son los lugares imprescindibles en Cádiz, para nuestro gusto. En esta ocasión nos instalamos en un cómodo hotel con vistas a la hermosa Catedral. De todas formas, en el casco antiguo de Cádiz todo está cerca y además, subiendo a la famosa Torre Tavira, tanto desde su mirador como a través de la Cámara Oscura, te das cuenta que todo está también a la vista. A pocos pasos, vale la pena la visita al pequeño e interesante Yacimiento Arqueológico Fenicio, de reciente inauguración, estamos hablando de una ciudad con 3.000 años de historia. Tampoco faltan los museos, como el de Cádiz o el de las Cortes, y un bello teatro, el Gran Teatro Falla.


Recomendamos perderse entre las principales calles (calle Ancha, Columela...); encontrarse de repente con las bonitas plazas (Plaza de San Antonio, de Mina, de España...); o bordear la ciudad, desde la Alameda de Apodaca hasta la Catedral y más allá, siempre con unas increíbles vistas hacia el océano. Porque en esta ciudad, desde cualquier punto, estamos a un paso del mar, de las anchas y largas playas, o de la coqueta playa La Caleta. No olvidéis contemplar el paisaje desde los castillos, el de Santa Catalina y el de San Sebastián.

Y si hace hambre o gusanillo, lo tenéis muy fácil. En una ubicación excelente, a la salida de la Caleta, o entrada, tenemos la Peña Flamenca Juan Villar (Paseo Fernando Quiñones s/n) donde puedes comer pescadito frito, en septiembre era temporada de caballa caletera, llamada así por la forma de pesca, para comer a gusto con los dedos. Adentrándonos en el castizo Barrio de la Viña encontramos, entre otras muchas tabernas, Casa Manteca (calle del Corralón de los Carros 66), y muy cerca El Faro de Cádiz. En la primera no os perdáis sus chicharrones especiales junto alguna manzanilla, San León por ejemplo. En la segunda, aconsejo la barra y pedir cualquier tapa de la carta, apetece probarlas todas.

Si os quedáis con apetito, o por simple placer, acudir al centro neurálgico de la ciudad, el Mercado Central de Abastos (Plaza Libertad). Un mercado repleto de buen ambiente, a un lado las paradas de fresco pescado y al otro los puestos donde degustar pequeños manjares. Nosotros recomendamos Dos bocados (puesto 107) y probar sus montaditos de tarantelo de atún, de ventresca de marrajo o de bonito y el morrillo de pez espada, también tienen mini-hamburguesas, eso sí, de retinto.

Otras dos direcciones están entre mis rincones preferidos. Muy cerca de la Plaza de Candelaria encontramos la Taberna La Manzanilla. Aquí no hay tapas ni cocina, ni olores ni ruidos, únicamente manzanilla en rama, amontillado, moscatel... y dos aceitunas por consumición, ¡qué más quieres! Pues sí, yo pedí que me embotellaran un litro de manzanilla olorosa, de unos seis años de crianza media, entre la fina y la pasada. Estaba tremenda.


A mitad de camino entre el mercado y la plaza de la Catedral tenemos una sorpresa, Taberna La Sorpresa. El atún rojo es una de sus especialidades, en tartar o en sashimi. Para acompañar, 1/2 limeta de manzanilla, la medida ideal para dos personas. La manzanilla es de Delgado Zuleta, la Toneles Gordos. Y no es la primera vez que lo comento, emparejar la mojama de almadraba que tienen con oloroso, o si lo preferís con amontillado, te hace tocar el cielo. El oloroso es todavía de Pedro Romero, el amontillado viene de las últimas criaderas de las escalas de Quo Vadis? (B.Rodríguez La-Cave, Delgado Zuleta). El vermuth de la casa también es aconsejable, sin excesos de alcohol. De esta taberna sería parroquiano fijo si viviera en Cádiz. En pocos minutos entablamos conversación con otros clientes, la simpatía del tabernero también ayuda, conversamos sobre gastronomía, geografía, historia, diversos oficios... tertulias tabernarias.


Como decíamos al principio, desde Cádiz en 30 minutos estamos en El Puerto, donde seguir disfrutando en esa bella localidad y visitar alguna bodega. Nosotros nos abastecimos de fino en rama de Bodegas Obregón y otros buenos vinos para abrirlos durante nuestra estancia por la costa de Cádiz: Conil, El Palmar, Vejer, Zahara...

Vicente







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